Linchamiento en Chalco posible Pleito pasional

Corren a la puerta para darle la bienvenida, como todos los días que llega del trabajo, pero él ya no vendrá. Los pequeños Lady Laura y José Kevin, de cuatro y 10 años, tienen la esperanza de que regrese su padre. Nunca más lo verán, nunca más lo besarán. Las velas aún están encendidas en la sala donde velaron los restos de José Manuel Mendoza Gil, de 26 años, una de las tres víctimas que una turba linchó en la comunidad de San Mateo Huitzilzingo, el viernes pasado. Su vivienda fue insuficiente para dar cabida a aquellos que vinieron a compartir con los deudos su pena. El dolor es sólo de su familia, de su inconsolable padre, esposa y hermanos. Solos con su pena están los seres queridos del joven albañil que nunca regresó a su casa el viernes, después de ir a cargar gasolina a San Mateo Huitzilzingo, acompañado de Luis Alberto y Raúl, ambos de 16 años, a quienes también mataron. Don Faustino, padre de José Manuel y la esposa de éste, Arely, consiguieron dinero para el sepelio, pero ya se quedaron sin recursos. Don Faustino exige justicia. No quiere venganza. Quiere que se aplique todo el peso de la ley para los asesinos de su hijo con quien llegó hace 16 años de su natal Puebla, de donde, dice, mejor no hubiera salido. Pidió al gobernador Eruviel Ávila Villegas una pensión para su nuera y becas para sus nietos, pues se quedaron sin sostén económico, moral y fraternal. A Arely de poco le sirve que digan las autoridades que su marido y los dos menores no eran secuestradores si nadie le regresará a sus hijos a su padre. "Dios los va a juzgar", dice. Desean que se limpie el buen nombre del albañil. A unos metros de distancia de la casa de José Manuel se halla la de Luis Alberto, de 16 años, otra de las víctimas. Afuera de su vivienda está el taxi irregular que también manejaba los domingos en la delegación Coyoacán cuando descansaba de su oficio de albañil. Adentro su abuela, su madre Jaquelin Hernández y sus tres hermanos aún no digieren su muerte horrenda. Velas rodean el sitio donde estuvo colocado el féretro que después enterraron en el panteón de San Lorenzo Tezonco, en Iztapalapa. A un costado, su madre señala a los responsables del triple homicidio. “No hicieron nada los policías para ayudarlos”, acusó. Para ella, los culpables son los elementos de las policía estatales y municipales, porque tardaron mucho tiempo en acudir a Huitzilzingo a rescatarlos. Si se hubiera tratado de personas importantes sí las hubieran ayudado, denunció. Parientes de los 23 detenidos por los hechos aseguraron que muchos son inocentes. María Felipe García contó que detuvieron a sus dos hermanos y dos sobrinos cuando regresaban de irla a dejar en su casa esa noche. “Ellos estaban en una tienda con mi tía” y no estaban en el centro del pueblo cuando ocurrió el linchamiento”, aseguró la mujer. Janet López dijo que a su padre, Guillermo López Ortiz, de 60 años, lo aprehendieron cuando regresaba de trabajar y que él no participó. Los familiares de Marco Antonio Rodríguez y Agustín Jiménez aseguraron que los detuvieron de manera ilegal y violando sus derechos humanos, pues los mantienen incomunicados. Escena del crimen La tarde de ayer, peritos y un agente del Ministerio Público de la PGJEM acudieron a la delegación municipal de Huitzilzingo donde fueron encerradas las tres personas acusadas de ser secuestradores y donde les prendieron fuego. Sin embargo, las autoridades ministeriales no preservaron la zona del linchamiento colectivo. Muchos curiosos y medios de comunicación ingresaron al sitio en el que no hubo presencia policiaca. En la entrada principal yacía un diente de una de las víctimas, así como sangre y restos de los cuerpos de los tres jóvenes. Hasta ayer se presentaron algunos policías municipales de Chalco para vigilar las actividades periciales.

• 2012-02-16T17:02:37+00:00
• Duración: 03:25

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